
Últimamente las SPAC están adquiriendo cierta “popularidad” en la prensa financiera porque se han convertido en un nuevo instrumento de inversión para ciertos inversores profesionales cuando concurren determinadas circunstancias.
De momento, todas las noticias sobre esta figura provienen de la realidad del mercado norteamericano en dónde se está desarrollando un nuevo frente de actividad para las operaciones de salida a Bolsa y los movimientos corporativos.
Las SPAC son sociedades inicialmente “vacías” y sin actividad creadas por entidades de Capital Privado (“Private Equity”), bancos de inversión o empresarios de singular perfil, y tienen como único objetivo financiar la adquisición de una empresa en funcionamiento y salir a Bolsa. En definitiva, se trata de una novedosa modalidad para captar capital de inversores con el propósito de llevar a cabo la adquisición perseguida, principalmente en sectores tecnológicos.
La entidad promotora que aporta un capital inicial dispone un plazo determinado (18-24 meses) desde la captación de los fondos, para llevar a cabo la adquisición prevista. Y si esto no se consigue en principio la SPAC se liquida y el dinero es devuelto a los inversores.
Los inversores de una SPAC ponen su dinero y su confianza en la capacidad del promotor para buscar y ejecutar una operación de compra.
Según el diario Cinco Días del 20 de marzo 2021, hay actualmente un saldo de 156.000 millones de dólares de financiación captado a través de la creación de cerca de 500 vehículos de inversión; pero las SPAC están teniendo dificultades en encontrar compañías en las que invertir.
Según el diario Expansión del 26 de abril de 2021, en el primer trimestre de este año se ha producido el estreno de 270 SPAC en la Bolsa de Nueva York, atrayendo (en sólo tres meses) 91.000 millones de dólares de inversores. También parece ser que esta tendencia se ha parado abruptamente desde el inicio del mes de abril.
Cita el mismo artículo de Expansión que según Goldman Sachs existen actualmente “cascarones vacíos” ya cotizados (SPACs) con capacidad para realizar fusiones por 900.000 millones de euros, y parte de este dinero podría utilizarse para la adquisición de empresas en Europa.